A lo largo de los años he ido descubriendo que los libros de finanzas personales no son solo teoría, sino una especie de guía de vida disfrazada de números. Desde la oveja que aprende a no dejarse trasquilar (Diario de una oveja financiera), los millonarios que te enseñan que todo empieza en la cabeza (Los secretos de la mente millonaria), hasta los babilonios que nos recuerdan que la riqueza se construye con reglas simples (El hombre más rico de Babilonia), lo que más me quedó son los hábitos que realmente funcionan.
Lo curioso es que estos y otros libros que hablan de dinero los conocí después de una quiebra y haber resuelto mis deudas, me habría ahorrado tiempo, errores y estrés si los hubiera leído antes; pero valoro haber pasado por ese proceso, cada error me enseñó mucho y ahora puedo aprovechar las lecciones de estos libros sabiendo lo que es caer y levantarse.
Con esos libros aprendí que no importa si son grandes gastos o esos que llaman gastos hormiga, al final son nuestras decisiones inconscientes las que más problemas financieros ocasionan. Gastar con conocimiento de tu presupuesto, llevar un registro hace una diferencia enorme sin que sientas que estás sacrificando la vida.
No importa si son grandes gastos o esos que llaman gastos hormiga, al final son nuestras decisiones inconscientes las que más problemas financieros ocasionan.
También descubrí que debemos tener ahorros e inversiones con un propósito específico. Le dicen pagarnos primero, separar un porcentaje apenas llega el ingreso, antes de cualquier gasto, es como ponerle cimientos a tu libertad financiera. En mis asesorías suelo enfocarme más en la practicidad y ejecución porque es ahí donde realmente se logran los resultados, sin embargo, en tu mente debes creer que puedes resolver tus problemas financieros y construir libertad; la voluntad te llevará a buscar oportunidades, ajustar hábitos y tomar decisiones conscientes.
En cuanto al endeudamiento, sabemos que no todas las deudas son malas, un préstamo para estudios, un negocio o un activo puede abrir oportunidades, pero endeudarte para gastar o impresionar solo deja ansiedad. Los principios que parecen antiguos siguen funcionando; gasta menos de lo que ganas, es obvio ¿No? Hacer que tu dinero trabaje para ti y proteger lo que ya tienes.
Por último, entendí que la disciplina supera la motivación. La motivación viene y va, pero los hábitos diarios, aunque sean pequeños, son los que construyen tu libertad financiera. Automatizar pagos, transferencias y ahorros hace que estas decisiones se repitan sin esfuerzo y que los resultados aparezcan sin que te des cuenta.
Al final, la verdadera riqueza empieza en la mente y en los hábitos. Disfrutar y gastar con propósito, ahorrar sin remordimientos y hacer que tu dinero trabaje para ti son cosas que se repiten todos los días. No basta con leer un libro; la magia está en aplicar lo aprendido, ajustar lo que falla y repetir. Esa constancia es la que realmente cambia tu relación con el dinero y te permite sentir que lo manejas, en lugar de que te maneje a ti.
Con gratitud y dedicación
FD