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Finanzas en pareja. Los secretos económicos destruyen la confianza

25 de octubre de 2025 por
FABIAN DECKER ULLOA

Un tema impopular, sobre todo para quienes prefieren meter los problemas debajo de la alfombra. La infidelidad financiera consiste en esconderle a la pareja asuntos relacionados con el dinero. Es espinoso que no exista un sólido acuerdo sobre temas tan relevantes como los proyectos futuros, la educación de los hijos, el manejo del dinero o incluso la religión.

En lo que respecta al dinero, no crean que los conflictos surgen únicamente por la escasez, sino también por la falta de comunicación sobre la administración de los ingresos. Independientemente de quién los genere, vivir en pareja implica compartir tanto el amor como las responsabilidades. Cuando no hay claridad ni diálogo, se abren espacios para la desconfianza, el resentimiento y los malos entendidos que pueden deteriorar la relación.

Independientemente de quién genere los ingresos, vivir en pareja implica compartir tanto el amor como las responsabilidades

Generalmente, uno de los dos tiene más habilidad para administrar el dinero y es recomendable que esa persona asuma esa responsabilidad, siempre tomando en cuenta que el dinero no debe convertirse en una herramienta de poder o de control sobre el otro; sino en un medio para alcanzar los sueños personales y familiares que ambos comparten. La administración económica debe ser vista como una labor conjunta, donde cada decisión se construye desde la confianza y el respeto.

Las decisiones importantes deben ser conversadas y acordadas. Si se va a realizar una compra significativa, conviene definir previamente cuánto del ingreso o de los ahorros se destinará a ello. La planificación financiera en pareja no solo evita problemas, sino que fortalece la sensación de equipo y compromiso mutuo.

Que no existan secretos. Llegar a acuerdos puede tomar tiempo y varias discusiones intensas pero necesarias, propias de quienes buscan entenderse. Los secretos pueden ser muy dañinos para la relación. La infidelidad financiera no comienza con una gran mentira, sino con pequeños silencios; un gasto no contado, una deuda oculta, una tarjeta extra. Esos silencios, con el tiempo, terminan costando más que cualquier error económico.

Hablar de dinero no debería ser un tema incómodo, sino un acto de confianza. Cuando hay transparencia, las metas se vuelven compartidas, los errores se enfrentan juntos y el dinero deja de ser motivo de distancia para convertirse en una herramienta que une. Construir una relación sólida también implica llevar una relación equilibrada con el dinero, y eso empieza con algo tan simple, y a la vez tan poderoso, como decir la verdad.

Con gratitud y dedicación.

FD

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